sábado, 3 de enero de 2015

Los ladrones trazaron un plan infalible, aprovecharon el ruido de la Nochevieja para el butrón, cortaron la línea telefónica y usaron inhibidores de frecuencia. La Policía revisa las cámaras de la joyería para analizar a los clientes de las últimas semanas

El golpe de Nochevieja a la joyería Shaw de la Plaza Nueva, en el que los ladrones se llevaron joyas y relojes de la marca Rolex, ha sido perpetrado por profesionales muy finos. Probablemente unabanda del máximo «prestigio» internacional. La Policía ya lo tiene claro: los autores de este robo son unos genios del crimen. Entraron sin dejar huella, rompiendo sutilmente la cerradura, en un local propiedad de la aseguradora Generali que está en la calle Jaén, la que da acceso al aparcamiento de Albareda, y que colinda con la joyería. Después echaron la persiana y comenzaron la faena. Primero cortaron la línea telefónica, que tenían perfectamente localizada, y anularon así la alarma. Luego hicieron lo mismo con las cámaras para que no quedara ninguna grabación de su trabajo. Y a partir de ahí comenzaron a ejecutar el butrón. Al ser Nochevieja, el edificio, que estáíntegramente dedicado a oficinas, estaba vacío. Los cacos contaban con esa ventaja. El ruido para abrir un agujero en la pared del local anexo y acceder por él al establecimiento que iban a desvalijar sólo podía ser oído por el portero y otra familia, que viven justo enfrente. Pero la marabunta de la Nochevieja en la Plaza Nueva lo disfrazó todo. Los ladrones de Shaw golpearon la pared de Generali encubriendo el sonido con el del jolgorio de la calle. Entre campanadas y petardos, mazazos certeros a la pared.
En cuanto abrieron el hueco, pusieron en marcha unos inhibidores de frecuencia para anular cualquier otra señal que pudiera hacersaltar las alarmas. Y empezaron la parte crucial del golpe. El acceso a la caja fuerte. La joyería tiene varias, pero los ladrones habían seleccionado la que guardaba joyas de mayor valor. Tenían estudiado cada centímetro del local. No se permitieron ni un solo error. Guantes, probablemente ropa sintética para no dejar ningún resto enganchado... La caja la abrieron con un soplete. No tuvieron que darse prisa para conseguirlo. Habían logrado que nada llamara la atención. No dejaron nada dentro de esta cámara, que es la que custodia las joyas y relojes que los dueños exponen en el escaparate a diario. Los ladrones lo sabían. En cuanto vaciaron esa caja fuerte emprendieron la salida. Volvieron a esperar el momento exacto parareabrir la persiana del local de Generali y, con toda probabilidad, salieron por las calles de atrás paseando hasta alguna plaza cercana en la que los esperaría un coche. Hasta aquí el golpe está probado con bastantes detalles. A partir de aquí, todo es hipótesis. Cómo lo prepararon, cómo lograron tanta información y a cuánto asciende lo afanado es aún una incógnita.
La Policía trabaja con la hipótesis de que los autores de este robotenían muy peinada la zona y habían entrado en la joyería haciéndose pasar por clientes, según las fuentes consultadas por ABC. De lo contrario, en el robo tendrían que haber participado personas que conocían el negocio, teoría que está descartada. La grabación de las cámaras de seguridad se fue a negro durante las horas en las que se produjeron los hechos. Pero la Policía revisará los vídeos de las últimas semanas para analizar a los clientes que han estado en la joyería, ya que sospechan que alguno de los autores tuvo que entrar para recoger información haciéndose pasar por un potencial comprador. De hecho, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que se han hecho cargo de la investigación ya han preguntado a los propietarios del negocio por un perfil concreto de persona. Y lo mismo han hecho en las tiendas cercanas. Sus sospechas están más o menos enfocadas en una dirección, ya que no es el primer golpe de este tipo que se da en Andalucía.
En todo caso, la joyería está asegurada y la policía ya ha certificado queel golpe es tan perfecto que la investigación será larga. De hecho, elcorte de la línea de teléfono fue lo único que alarmó a los cuerpos de seguridad, pero los propietarios, que son distribuidores oficiales de Rolex en Sevilla, no tuvieron la menor noticia de los hechos hasta la mañana del día 1. Todo ese tiempo fue también ganancia para los autores de un robo que pasará a la historia del crimen de Sevilla: el golpe de Nochevieja.

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